Triscaidacafobia
Cuando Miguel se despertó sintió dentro de
si una extraña sensación de que algo estaba mal, no era su trabajo, su eran sus
estudios, tampoco el hecho de que no encontraba las llaves; volteo la cabeza y
a ver el calendario exclamo: “Rayos, ya es viernes trece de nuevo, ya había pasado
mucho desde la ultima vez, pero nada es eterno”; su tristeza era ilógica pero según
el esta era muy certera, cuando nació estuvo rodeado por el numero trece, nació
en la fecha 1/3/94 eso era extraño y parecía
haber nacido el 13/13, el escando en su casa fue enorme, su madre como muy buena
tricaidecafobica, se asusto e hizo
llamar al cura más cercano para que bendijera al niño y que la mala suerte no
lo siguiera, pero el cura le pareció mala idea diciendo “¡Trece!, trece habían en
la ultima cena del señor, ¿Y que paso? Jesús murió y Judas se suicido”,
inclusive esta el hecho de que fue bautizado con el nombre de Miguel Ángel para
que la mala suerte no lo siguiera. Bueno, después de ver la fecha decidió hacer
algo para quitarse el miedo, salió de su casa, se asegura de no dar 13 paso
antes de tocar la perilla, y continuo caminando, al salir también se aseguraba
de que no hubieran trece tiendas donde vendieran lo mismo, eso me recuerda a
otra ocasión en la que el fue a comprar huevos, pidió una docena y al abrirlos
conto que habían trece y no doce, cualquiera se hubiera puesto feliz por tener
uno extra, pero el en cambio los lanzo en la carretera y decidió mejor comprar
otra docena. Volviendo a la historia, el decido esperar el bus y buscar el
grupo de ayuda que tanto le habían aconsejado, estaba en la 14a. Avenida así
que solo tenia que subirse a una camioneta que lo dejara en la 15a. Avenida. “¡Trece
calle!”; gritaba el ayudante, “A eso ni de loco me subo”, Miguel le pregunto si
no lo de jaba en la 15a. y el ayudante le contesto que hasta ahí no llegaba,
Miguel maldijo su suerte y continuo caminando, “Al cabo no estoy tan lejos,
puedo seguir caminando y llegar aunque
aún así tendré que pasar por la treceava calle, ¡Maldita sea!”, continuo
caminando al llegar a la treceava calle encontró cinco monedas se agacho a recogerlas
y luego encontró otras dos, “Claro siete es de buena suerte” por recoger las
monedas, se tropezó y choco contra una pared, “Eso me pasa por estar en la
calle trece”, dijo, sin darse cuenta de
que en realidad su numero de la mala suerte no fue el trece sino el siete, al
contrario el trece le dio buena suerte, cuando por fin se paro miro hacia la
catorceava calle, y ahí estaba el rotulo: “Reunión de tricadecaifobicos,
viernes a las 4:00pm” entonces Miguel corrió y al llegar a la puerta lee el
resto del rotulo: “El día de hoy se suspendió la reunión por que ningún miembro
se atreve a venir en viernes trece”, miguel sintió como que si la tierra lo
tragara, el trago saliva, sonrió con locura y se dijo a si mismo: “Hoy en día
esta muy difícil tenerle miedo al trece, desde ahora le tendré miedo al setenta
y tres” y se fue sin decir más.
Fin
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