El mundo de Saira
Transcurriendo el año 1962, se encontraba en lo más profundo del lecho amazónico,
David, Gran explorador, descubridor de los más grandes misterios de la historia del
mundo.
Esa tarde David se encontraba en una triste encrucijada; ya a que en su grupo de
exploración habían hombres que no querían continuar ya que sufrían de alucinaciones
por el ambiente tropical, también sufrían picaduras de fieros mosquitos, hasta los
coyotes aullaban por eso.
-Deseamos regresar- Dijo el diligente del grupo 4.
-Por supuesto que ¡No!- Contesto David.
-Pero, nos va a pagar ¿Cierto?
-Claro; si el gobierno es quien les paga.
-Entonces continuemos- Exclamo el diligente.
Tras larga travesía llegaron a un hermoso lugar con una cascada enorme de más de 90
metros de altura, David casi llora viendo esa imagen, su gente se conmueve y toman
varias fotografías, “Estas imágenes son dignas de un lugar en cualquier galería del
mundo”, ese era el comentario más común del día.
-¡Vamos a acampar justo aquí!-Gritó David.
Todos armaron sus tiendas y recostaron sus cabezas, David en cambio comenzó a
explorar los alrededores, en su distracción por la belleza del lugar no noto una roca
que lo envió directo hacia el suelo y del suelo se fue rodando, hasta que se golpeo la
cabeza contra un árbol, entonces sin querer cayó en los brazos del apreciado Morfeo.
David despertó gracias al girititeo de los giritos unos hermosos pájaros del Mundo de
Saira, David se preguntaba acerca de esas hermosas aves, que tenían su pecho verde y
cuyo canto era el mejor despertador que alguna vez haya escuchado.
Unos hombres lo ayudaron a levantarse, sairanos por supuesto, y lo invitaron a
acompañarlos hacia la ciudad.
-Gracias –Dijo David pensando que eran imaginarios.
-Este hombre habla español, vaya lio en el que nos hemos metido.
-¿Qué sucede?, ¿No les gusta que yo hable español?
-Ese no es el problema, el problema es que tú no vienes de acá.
-¿En donde estoy?- Pregunto con estupefacción.
-Estas en “El mundo de Saira”, y hace ya varias lunas y años que no veía a alguien como
tú.
-¿Y por que ese nombre?
-Por qué ese fue el nombre de nuestro primer rey.
-Un rey que se llamaba Saira, jajajaja-
-No te burles, extranjero; el fue el más grande líder de los Sairanos, y además “Saira”
es un nombre para ambos sexos.
-Perdón, por cierto, ¿Este lugar es real?
-Por supuesto que si.
-Vaya lio en el que me metí. Perdón no me he presentado, Mi nombre es David, y tú
¿Cómo te llamas?
-Me llamo Eltor, soy líder de un grupo de cacería, y me encuentro aquí contigo.
Eltor llevaba ropa lisa con un color verde y un pantalón de algodón muy parecido a la
lona.
-¿Por qué es que me puedes entender es decir, yo no soy de aquí y hablo español?
-Por que nosotros tenemos en nuestros oídos la capacidad de entender cualquier idea.
-Vaya que eso es interesante.
-Solo hay un pequeño problema.
-¿Cuál?
-Que te tenemos que te tenemos que dejar aquí, porque por ley no podemos ayudar
demasiado a un extranjero.
David cambio su rostro apacible a uno preocupado, tan preocupado que los sainaros
pensaron que se le había encogido el rostro.
Los sainaros empezaron a correr al bosque, David les gritaba que no lo hicieran, pero
fue inútil; pero entonces David observó un boulevard que se extendía atravesando el
bosque, David continúo por el, al girar su cabeza hacia la izquierda vio a unos seres que
parecían ser de alambre, eran altos y además tenían el rostro cubierto por un mascara
de plata, David se sentó un momento a pensar en que podía hacer, entonces uno de
esos seres se le acercó.
-¿Tu hablas español?- Preguntó David.
-SI- dijo el ser, larga y pensativamente.
David le pregunto como podía regresar a su casa, el hombre de alambre que era
delgado y alto como un poste solo le dijo: “Tu no estabas en casa, entonces ¿No
quieres regresar mejor a la jungla?”, David contesto afirmativamente y entonces se
dio cuenta de que no lo iba a ayudar al menos que sea especifico, “Yo deseo ir al lugar
donde me encontraba antes”, El ser volteo y se retiraba, David se levantó y el hombre
de alambre le dijo: “Solo recuerda que eres tu quien quiere volver a un lugar donde no
estas ahora, así que lo único que debes hacer es repetir tus pasos, inclusive si regresas
dos paso ya estas en otro lugar donde no estabas antes”; Pero, ¿Cómo repetiría sus
pasos desde que llegó a ese mundo?, Ya estaba bastante lejos.
David no sabia que hacer, así que solo continúo y continúo caminando observaba las
aves hermosa, las saricosas, las resenatas, y el único y hermoso pájaro de piculotore;
pero se detuvo hasta en el momento en el que vio a otro ser de metal pero este era
diferente, parecía más bien un sairano, decidió no molestarlo, pero luego notó que en
realidad era algo como una persona de metal, David estaba sumamente desconcertado
con todo lo que le había sucedido, así que sin nada que perder le toco la espalda.
-Buenas tardes- Dijo David.
-Así que quieres saber, ¿Acerca de que?, ¿De comida sairana, de la fauna sairiana, de
las aves sairanas, de las reinas sairanas, de cómo hacer botes, acerca de la música,
acerca de tocar el laúd de palma…?
Este otro ser parecía estar loco, el hombre continúo hablando, David le preguntó
como podría salir del reino, este ser le respondió un rotundo “No se puede”. “¿Pero
por que?”, pregunto David, el ser le responde: “Por qué no puedes salir de un lugar
en el que no has entrado, y mucho menos entrar a un lugar sin puertas ni entradas,
solo puedes regresar a donde no estas ahora que podría ser dos pasos atrás”, David
quedo confundido, pero luego se dio cuenta de que tal vez y solo tal vez, esto era un
sueño, “Era lógico”, meditaba así que decidió despertar, pero no estaba dormido,
en ese momento se dio cuenta de que no podía salir de donde no había entrado, así
que empezó a correr con mucho desacierto en lo que iba a hacer, siguió corriendo
hasta que encontró una caja de cristal, demasiado grande para ser un libro, pero no
demasiado pequeña como para ser un alfiler, David limpio la tapa con su ya desgarrada
manga y solo dijo en voz alta: “Daria hasta mi vida para que esto mejore”, y así fue, esa
caja se abrió y un ser en voz alta grito a viva voz: “Que se mejore tu vida, pero tendrás
que darla al servicio la princesa de Saira” David empezó a correr, pero por más pasos
que daba no parecía moverse ni una pulgada y media.
Esa voz era de un hada, el hada de Gersteid, al servicio de su majestad por supuesto.
-Yo te ofrezco la mejor vida que exista en Saira, pero no puedo regresarte por que
simplemente no se puede, ve al castillo por ese camino y todos sabrán que hacer.
Caminando empezó a ver a muchas otras criaturas, unos seres pequeños como libros
pero verdes como fresas verdes.
El camino se veía tranquilo; pero algo tenebroso, David no sabia que hacer hasta que
encontró a una mujer, esa mujer era fea, fea con “f” de foco quemado, le faltaba
cabello y además tenia los dientes tan feos que parecían mazorca criolla, estaba
vestida de andrajos que parecían haberse usado para limpiar el suelo de una mansión.
-Hola- dijo David con extrañeza.
-¿Si?- respondió la mujer.
-Perdón, ¿Se encuentra usted bien?
-Pues no, de hecho me siento mal, no he comido y lo único que tengo para vestir son
estos trapos que bien podrían ser usados de trapeador de losas.
-¡Ho!, por favor tome mi ropa- Dijo David mientras se quitaba su abrigo y sus zapatos.
-Estos zapatos se ven fuertes, y además este abrigo me ayudara, pero esto significa
algo en nuestra tierra, significa que tu ahora me estas sirviendo, y no quiero imaginar
que tu quieras ser el siervo de una mujer pobre, pudiste hacer lo mismo que el resto
de los sairanos, o sea darme una moneda y no ofrecerme abrigo, o como todos los
demás ir al palacio y servir a la princesa.
-Esto no se ve malo, de hecho siempre y cuando yo pueda ayudar a alguien yo ayudare
y sino bueno pues obviamente no; pero el ayudar a una noble mujer me alaga.
El rostro de la mujer se vio mucho más apacible, y le dijo:
-Te contare una historia esta cuenta que Saira, nuestro primer rey, no tenia mucho
dinero pero un día caminando por este mismo camino encontró una oveja, que tenia
la pierna rota, Saira fue y de su propia camisa arranco un trozo de tela y del mango
de sus herramientas de trabajo corto un tronco que luego redujo hasta convertirlo
en un buen lienzo para su pierna, esta oveja era la princesa Vicog, transformada por
su propio encantamiento para encontrar un buen esposo y también un líder para su
pueblo por supuesto con un corazón dispuesto a dar, al verlo tan tierno y amable, se le
presento como era en realidad, Saira se levantó y miraba la imagen con asombro, ella
lo convirtió en su esposo y se volvió el rey de Saira, reino que ahora lleva su nombre; y
ese es el fin de esta historia.
-Que bella historia, ¿Pero que tiene que ver conmigo en este momento?
-Que yo soy la princesa heredera Hermenia, -Dijo mientras se transformaba- y me has
ayudado aun pareciendo una triste andrajosa, que no parecía importante; pero a pesar
de eso me ayudaste, por favor ven conmigo al palacio y charlemos.
David se fue con ella al palacio y noto que no habían puertas.
-No hay puertas, ¿Cómo vamos a entrar?
-Has pasado la prueba, es la lección más grande que debes recordar, inclusive hasta el
bien y el mal no entran a un corazón al menos que nosotros les abramos una puerta, y
recuerda David, solo un hombre que sabe la diferencia entre el bien y el mal puede dar
espacio a la bondad y podrá alejar cerrando las puertas al mal.
David fue con ella y buscaron como mejorar todo, y lograron ayudar a su pueblo, David
se convirtió en un nuevo gran rey y a pesar de que nunca logro salir de Saira, encontró
un mejor lugar para vivir.
FIN